BOTÁNICA OCULTA

 

 

 

JOAN PERUCHO

 

En nuestra página web: https://www.edhasa.es encontrará el catálogo completo de Edhasa comentado.

Diseño de la cubierta: Edhasa, basada en un diseño de Pepe Far

Ilustración de la cubierta: Dibujo de mandrágora, estilo fantasía,

basado en las películas de Harry Potter.

Primera edición: julio de 2020

Primera edición en e-book: julio de 2020

© 1981, Maria Lluïsa Cortés, heredera de Joan Perucho.

Derechos negociados a través de Ute Körner Literary Agent.

© de la presente edición: Edhasa, 2020

Diputación, 262, 2º 1ª

08007 Barcelona

Tel. 93 494 97 20

España

E-mail: info@edhasa.es

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita descargarse o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra. (www.conlicencia.com; 91 702 1970 / 93 272 0447).

ISBN: 978-84-350-4769-2

Producido en España

APÉNDICE

Damos, a continuación, un pequeño diccionario de plantas mágicas, siguiendo las directrices del formidable ocultista Rodolfo Putz, sabio alemán, y basándonos en las enseñanzas de Agrippa, Alberto Magno, Dioscórides y el Divino Paracelso.

Abrótano (Abrotanum): Planta estomacal, estimulante y antihelmíntica, muy adecuada para provocar el flujo menstrual y facilitar los partos. La condesa de Pardo Bazán escribió una novela con este título que no llegó a publicarse y que, luego, lamentablemente, se ha perdido.

Acacia (Acacia): Sagrado árbol de los egipcios. Su imagen, en la francmasonería, simboliza la inmortalidad. En la secta Rosacruz, a cada momento se nos dice que la cruz en que murió Jesucristo era de madera de acacia. Es asimismo un árbol muy prestigiado por el Romanticismo y, desde entonces, los jardines se llenaron de acacias. Sirve para hacer talismanes.

Acanto (Acanthus mollis): Planta aperitiva y mágica cuyas propiedades están controvertidas.

Acedera (Rumex acetosa): Depurativa y refrescante. Se emplea en magia para provocar carcajadas incesantes. Su uso exagerado conduce a la muerte.

Acónito (Aconitum nopellas): Los griegos afirmaban que esta planta había nacido de la espuma de Cerbero cuando Hércules lo sacó de los infiernos. Tiene la virtud de hacer renacer el pelo, pero los profanos no deben hacer uso de esta planta, pues es gravemente peligrosa.

Achicoria (Chicorium intibus): Es laxante. Puestos de rodillas ante esta planta, el día de san Juan Bautista, antes de salir el sol, se arranca poco a poco, pronunciando en voz baja, por tres veces, la palabra sagrada «tetragrámmaton». Se la lleva uno a casa y se tiene guardada, bien envuelta en paños blancos y limpios. Con esto se obtiene un poderoso amuleto contra todas las acechanzas diabólicas. De esta bienhechora influencia participarán todos cuantos habiten la casa en donde se guarde dicho amuleto.

Agnocasto (Agnus castus): Según Putz, Paracelso llamó a esta planta «zatanea», y empleaba sus granos en infusión para «curar los ardores de la carne». Sus propiedades anafrodisíacas eran ya conocidas de los atenienses, los cuales ponían esta planta en sus lechos para conservar la continencia. Con ayuda del agnocasto, pudo Antoine Houdar de Lamotte (1672-1731) escribir estos versos:

Et l’honneur de passer pour chaste

me résolut à l’être en effet.

Agrimonia (Agrimonia eupatoria): Las hojas de esta planta, colocadas sobre la cabeza de una persona dormida, privan su despertar. De esta manera robaron a Aladino su lámpara maravillosa y al marqués de Mondéjar el manuscrito de su discurso sobre el Origen de la Era española y su diferencia con los años de Cristo que tenía guardado en una alacena. Esto último, don Gregorio Mayans y Siscar lo explica con mucho comedimiento en una comunicación a la Academia Valenciana fechada en 1744.

26

Ajenjo (Artemisa absinthym): Apta para provocar alucinaciones terroríficas, es receptáculo del astral inferior. Sus flores quemadas se emplean como poderoso perfume de las invocaciones infernales. Pero en este caso, como dice intencionadamente Lope de Vega en Las flores de don Juan, acto III, escena IV:

Mal le val del natural

quien de olor artificial

baña el cuerpo y el vestido.

En licorería, el ajenjo lo impusieron elegantemente los poètes maudits: Baudelaire, Rimbaud, Verlaine, etcétera.

Alcachofa (Scolynus): Es afrodisíaca. Excelente comestible.

Aliso (Betula nigra): El envés de sus hojas se blanquea cuando va a llover. El brujo Belarmino de Arriaza usaba el carbón de su madera para trazar los círculos mágicos en las invocaciones diabólicas.

Áloes (Alos socotrina): Liliácea. Cura el mal de san Vito y las verrugas obstinadas. Purgante.

Angélica (Archangelica officinalis): También se la llama hierba del Espíritu Santo, ya que puesta en el cuello de los niños los preserva de los embrujamientos. Dícese que Chateaubriand la llevó hasta los catorce años, momento en que se le despertó la pubertad al enamorarse de la marquesa de Beauvilliers. Algo de esto se deja entrever al comienzo de su Vie de Rance, que forma parte de los langes historiques et politiques.

Anís verde (Pimpinella anisum): Es diurética y atemperante; mejora la vista. En fragmentos introducidos en las fosas nasales, cura las úlceras de la nariz. En la calle de Carretas, en el Madrid de Mesonero Romanos, un herbolario la vendía en saquitos de tela a precios moderados, y fue tal su éxito que se enriqueció en poco tiempo, comprándose una finca a orillas del Manzanares. Esto suscitó la codicia de unos desalmados que, una noche, dieron muerte al herbolario y a su familia y, no hallando el dinero por ninguna parte, abrieron las bolsas de anís verde por ver si estaba oculto allí. Esto fue su perdición, pues el acre polvillo que levantaron invadió sus fosas nasales y los ahogó en medio de horribles sufrimientos. Este crimen está contado en el romance de ciego titulado Horroroso crimen del Manzanares o el castigo del Anís Verde.

Apio (Apio graveleones): Indicado contra el flato. Retira la leche de las madres. Muy usado en cocina.

Aristoloquia (Aristolochia): Planta muy buena para la expulsión de las secundinas. Cura también la sarna y desata el «nudo de la agujeta», como así se conoce el hechizo que impide al hombre realizar el acto sexual con su mujer.

Árnica (Arnica montana): Para los atontamientos transitorios y las retenciones de orina por parálisis de vejiga. Buena también para los golpes. Sus poderes mágicos son controvertidos.

Artemia (Artemisa vulgaris): Muy mágica. Se coge en la noche de San Juan. En Bohemia y en Alemania del sur hacen coronas de esta planta que preserva de hechizos todo el año.

Atanasia (Tanacetum vulgare): Corrige las ventosidades pestilentes. Dosis: diez gramos al día.

Avellano (Hamamelis virginica): Favorita de los zahoríes. El padre Kircher dice así: «Se coge un renuevo de avellano (no exige que sea silvestre) bien derecho y sin nudos, se corta en dos pedazos iguales, se agujerea el extremo de uno de ellos, formando un pequeño hueco, y se corta el extremo del otro en forma de punta, de modo que el extremo del uno penetre en el del otro. Se lleva en esta posición hacia delante, sosteniéndolo entre los dedos índices. Cuando se pasa por encima de hilos de agua o de venas metálicas, la varita oscila marcadamente».

Beleño negro (Hyosciamus niger): Sirve para hacer, con otros ingredientes, el ungüento de las brujas. Planta fatídica. La utilizó la bruja La Voisin en la misa negra a favor de la Montespan. Ha quedado constancia de la súplica que pronunció ésta:

Yo, Francisca Atenaida de Montenart, marquesa de Montespan, solicito y pido gozar de la amistad del rey y del delfín, y que ésta sea constante; que la reina sea estéril; que por mí y los míos abandone el rey su lecho y su mesa; que mis servidores y domésticos gocen de su simpatía; que, amada y respetada por los grandes señores de la Corte, pueda yo asistir a los Consejos de la Corona y saber lo que en ellos sucede; que, aumentando esta amistad más que en el pasado, el rey abandone y no mire más a Fontangnes y que, repudiando a la reina, pueda yo ser su esposa.

Belladona (Atropa belladona): De propiedades parecidas a la anterior. Interviene también en la pomada de las brujas para asistir a los aquelarres. En los de Bretaña, las brujas decían:

Par sur baies et buchons,

faut que je trouve les autres où qu’ils sont.

Las de Portugal, canturreaban:

Vea, vea,

por cima de toda a felha.

En España, principalmente las de Sevilla, entonaban:

Por encima de peñas,

por encima de matos,

a Sevilla con todos los diablos.

Y en los aquelarres de Cerneula, cerca de Burgos, las brujas salmodiaban:

Sin Dios y sin santa María

por la chimenea arriba.

Betónica (Betonica officinalis): Utilizándola interiormente, produce abundantes evacuaciones. La tomaba cada mañana, antes del desayuno, el caballero Casanova de Seingalt, gran libertino. Sobre sus increíbles propiedades, escribió estos versos:

Forse era ver, ma non pero credibile

a chi del senso suo fosse signore.

Bistorta (Poligonum bistorta): Se emplea su raíz como poderoso astringente, para combatir las diarreas crónicas. La utilizó asimismo el caballero Casanova de Seingalt cuando fue perseguido por la policía y encerrado en los Plomos. Las dosis se las daban con precaución, por lo que el caballero clamaba a grandes voces: «Un’altra, un’altra, gran Dio!, ma più forte!».

Brionia (Bryonia alba): La imaginación popular ha bautizado inexplicablemente a esta planta con los nombres de «nabo galante», «nabo diabólico», «muerte del diablo» y otras varias. Columela afirmó que ahuyentaba a los rayos.

Camelia (Camelli): Fue traída de la China por el sabio jesuita Camelli, del cual ha tomado el nombre. Produce aceite de gran valor mágico, pero que no es prudente divulgar.

Caña (Arundo donax): Excelente para hacer retirar la leche de las nodrizas. Sirve para el conjuro del dolor de muelas. Los mejores brujos para tal conjuro viven disimulados en Amposta desde los tiempos en que el racionalista Carlos III quiso construir San Carlos de la Rápita, ciudad a la que estos brujos acechaban con envidia. Misteriosamente, la ciudad dejó de construirse a raíz de un fuerte dolor de muelas del rey.

Cáñamo indio (Cannabis indica): Veneno activísimo. En pequeñas dosis produce alucinaciones extáticas. Lo usan los faquires en sus peligrosos viajes astrales.

Cebolla (Allium cepa): Emoliente. En la ciudad de Gandesa la usan para suavizar el vino demasiado fuerte, según una fórmula del gran Laguno. En el siglo xix, un notario de esta ciudad, llamado Julio Lacambra, muy perito en ciencias químicas, aisló, por primera vez en el mundo, el gas lacrimógeno que contiene la cebolla, ofreciéndolo a S. M. la reina Isabel II para combatir a las fuerzas del pretendiente. Julio Lacambra, hombre de parvo apetito, pasó sin embargo a la Historia por el guiso que le preparaba su cocinera, llamado «salmonetes en caldo», muy rico en virtudes expectorantes.

Cicuta (Conium maculatum): Veneno activísimo que se tomó Sócrates al objeto de no desobedecer las leyes. No produce ningún efecto tóxico en las cabras y carneros, siendo venenosa para los conejos, bueyes y caballos. Preparada en vino produce un sueño letárgico a los pájaros.

Ciprés (Cupressus sempervirens): En magia sirve para hacer las mesas triangulares de «los responsos al revés». El famoso libro de brujería titulado Pactum es el único que da a conocer extensamente los «responsos al revés». Sin embargo, en Los secretos del Infierno o el emperador Lucifer y su ministro Lucifugo Rofocale, se dice que pocas personas habrán oído hablar de los «responsos al revés» y de sus espantables efectos, y muchos menos serán los que poseen el libro que da a conocer las terribles imprecaciones y las fórmulas del ritual de que son acompañados. Según este libro, los «responsos al revés» tienen por objeto castigar a las personas que nos han hecho algún daño o nos han causado un perjuicio injustamente. Si alguien, impulsado por el odio y sin justo motivo, dice los responsos para perjudicar a una persona, sus efectos son contraproducentes; es decir, que se favorece a la persona odiada en vez de perjudicarla, y en cambio el mal que se le desea se vuelve contra quien lo solicita.

Los «responsos al revés» tienen la rara virtud de castigar al que nos hace daño, aunque no sepamos quién es el que se ocupa en perjudicarnos. Por esto, están indicados en los casos de robo, embrujamiento y calumnia, por ser sus autores, casi siempre, desconocidos.

El ceremonial es el siguiente: quien recite los responsos, se encierra en un cuarto; en él no habrá más muebles que una mesa triangular de madera de ciprés; ésta debe estar cubierta por completo con un paño negro. En la mesa se colocan dos candelabros de barro barnizado, llevándose una distancia de tres palmos uno de otro. Cada candelabro tendrá su cirio de cera pura, de color verde. En medio de los candelabros se coloca un vaso de cristal, lleno de agua clara. El día de la ceremonia debe ser un viernes y a la hora de ponerse el sol. El invocador extiende los brazos de manera que sus manos se toquen por la punta de los pulgares y que vengan a parar encima del vaso, sin tocarlo. Mientras se reciten los responsos se tendrán los ojos fijos en el vaso de agua. Los responsos empiezan así:

1. Panem caelestem accipiat sit nomen Domine invocabis. Amén.

2. Espíritu del Bien o del Mal, sea el que fuere quien ayudarme ha. ¡Yo te invoco!

3. Y quiero que te presentes aquí mismo y ahora mismo.

4. Y quiero que te presentes invisible para mí y para los demás.

5. Y quiero que no hagas ruido de ninguna clase, ni muestres señal alguna visible ni invisible.

6. Y quiero que no turbes la paz de este lugar.

7. Y quiero que así sea. Amén.

Los siete párrafos que anteceden constituyen la invocación. Esta fórmula es invariable en todas las peticiones. Luego, se dicen los responsos apropiados para cada caso.

Clavillos (Eugenia cariphyla): Vienen de Cayena y de las Molucas, y sirven para aumentar la fuerza de los hipnotizadores, si éstos se los ponen en la boca. Dícese que, entonces, su mirada adquiere un fulgor rojizo, vagamente infernal.

Coca (Eritroxylum coca): Se la llama también «coca del Perú», y de ella se extrae la cocaína. La mastican los indios y combate la obesidad. Según Stanislas de Guaita, sirve para hacer el pacto con los seres del Astral. Pero sin coca también se hicieron pactos, y el más antiguo que se conoce, referido al diablo, es el de Teófilo, ecónomo de la iglesia de Adava, hacia el año 538. Gaultier de Coinsy hizo en el siglo xiii un poema dialogado, titulado «Le Miracle de Théophile», sacado de la historia griega de Eutychianus. Otro poema sobre el tema es el de Rutebeuf, al cual pertenece este diálogo:

Les diables

Or joing

Tes mains, et si devien mes hom:

Je t’aideral autre reson.

Theophiles

Vez-ci que je vous fez hommage

Mès que je r’aie mon domage

Biaus sire, dès or en avant.

27

Actualmente la coca se emplea para bebidas refrescantes, altamente industrializadas, como la Coca-Cola y la Pepsi.

Coclaria (Coclearia officinalis): Es antiescorbútica. Sus propiedades mágicas, ciertamente eficaces, son desconocidas.

Col (Brassica oleracea): Antiguamente se la consideraba como el remedio universal. El entusiasmo de la gente ante la col llegó a ser tan acusado que se afirmaba que la orina de los que se alimentaban con coles curaba las fístulas, los herpes y el cáncer. Pedro el Grande y Catalina de Rusia eran muy aficionados a las coles, y las comían crudas, cortadas muy finas, con una salsa a base de huevos, mantequilla, mostaza, vinagre y leche fresca. Este plato, altamente afrodisíaco, fue divulgado por los herederos de uno de los amantes de Catalina, caído en desgracia, y más tarde incorporado por un emigrante a la cocina típica del Canadá con el nombre de «Cola Sla», figurando así en todos los recetarios culinarios. La col fermentada se llama choucroute (en alemán Sauer-Kraut) y Grimod de la Reynière (el gastrónomo que tenía los dedos de la mano unidos por una membrana, como un pato) decía: «C’est le mets par excellence des Allemands qui en raffolent; aussi est-il passé en proverbe qu’un moyen certain de se faire assommer, c’est: en Italie, de ne pas trouver les femmes jolies; en Angleterre, de chicaner le peuple sur le degré de liberté dont il jout; et en Allemagne, de ne pas croire que la choucroute est un mets des dieux».

Trocitos de col quemados con enebro y retales de uñas de un enemigo acarrea a éste acidez crónica de estómago.

Consuelda (Symphitum officinale): Se la conoce también por los siguientes nombres: «oreja de asno», «oreja de vaca», «lengua de vaca», «hierba de las cortaduras», «hierba de los cardenales», «sinfito mayor», «sinfito de perro», «consolida» y «suelda con suelda». El doctor Sorapán de Rieros (el Cisne del Dauro), afirmaba:

Más mató Consuelda

que sanó Avicena

refiriéndose a la utilización de esta planta por vulgares curanderos. Sin embargo, Vicente Pérez, que era médico titular de Pozoblanco de las Pedrochas en 1737 y que alcanzó el sobrenombre de «Médico del Agua» (porque todo lo curaba con agua) alaba la consuelda. Pero no es de fiar, y ya Aguilar, escribió:

Llama al «Médico del Agua», que te ofrezco

que has de morir con más gusto y con más fresco,

porque, al menos, ese médico procura

que aunque mueras, mueras con frescura.

Corregüela (Calystegia sipium): Crece en los cañaverales. En otoño, cuando soplan los primeros vientos, la raíz de esta planta penetra en las casas y cruza rápidamente las paredes, para reposar luego en los rincones. Muchos, sin fijarse, la confunden con la araña común o doméstica. Es, no obstante, inofensiva, afirmándose que le dio un gran susto a Kant cuando escribía la Crítica de la razón pura, pues halló una corregüela debajo de la almohada de su cama (fenómeno que no pudo explicarse filosóficamente y que lo hundió en la melancolía).

Culantrillo (Adianthum capillus): Se conoce también con el nombre de «culantrillo de pozo», porque es un helecho que crece en el interior de los pozos oscuros y húmedos. Como la anterior, puede transformarse mágicamente, pero sólo en el caso de que una persona dé una gran voz en la boca del pozo, cosa que se suele hacer muchas veces sin saber las consecuencias de tal acto. Entonces el culantrillo se transforma en una especie de serpiente y busca inmediatamente el calor de los braseros y de las cocinas, dando espantos de muerte a las cocineras, doncellas y amas de casa. Esto es lo que le aconteció a la esposa de Maximiliano José, rey de Baviera, cuando por primera vez vio un culantrillo convertido en serpiente junto a la chimenea de la alcoba. Cayó enferma y no se recuperó jamás. Ello dio motivo a la célebre canción francesa, un poco libertina, llamada Le roi de Bavière:

Il était naguère

un roi de Bavière

toujours suivi

d’un long ennui

que rien ne pouvait distraire...

un soir, sous l’ombrage.

soul avec son page.

Il entendit dans la foret

une voix qui chantait,

etcétera.

Damiana (Turnera aphrodisiaca): Es afrodisíaca, como su nombre erudito indica, y tratada mágicamente provoca pasiones arrebatadas y sin remedio posible. En la antigüedad, Helena de Troya y Marco Antonio fueron trabajados por la damiana, que los condujo a sus tristes destinos. Abelardo y Eloísa, también. Y asimismo, Pablo y Virginia, que la ingirieron por equivocación. Testimonios literarios nos han quedado muchos, como el de Ausiàs March (asimismo víctima de la damiana):

Plena de seny, donau-me una crosta

del vostre amor, que em leve l’amargor.

De tot menjar m’ha pres gran desabor

sino d’aquell que molta amor me costa.

O el de Garcilaso:

¡Oh, dulces prendas por mí mal halladas,

dulces y alegres quando Dios quería!

Juntas seáis en la memoria mía,

y con ella en mi muerte conjuradas.

Y, modernamente, d’Annunzio, en una bellísima carta de amor:

Cara anima,

Ti scrissi pochi giorni or sono e già parmi che de secoli non ti abbia rivolto le parole ardenti che sgorgano spontanee del cuore appasionato, ch’io non ti abbi assicurata del continuo palpito della mia anima tenera, del pensiero costante, della mia mente che evoca senz tregua la tua Imagine serena e palpitante nei miei sogni d’amore. Il mio cuore t’invoca continuamente da lontano e una dolce malinconia m’avvolge quando penso alla dolcezza ineffabile dei tuoi occhi profondi, indefinibili e subisco allora il fascino irresistibile, m’invade la tenerezga infinita il dolce fascino ch’io provava nel leggere nelle tue pupille che m’ispiravano amore, nelle tue pupille dolci e tenere che mi rapivano in un’estasi non mai conosciuta...

Dictamo blanco (Dictamus albus): Llamada también por el pueblo «fresnillo», es planta perenne que, tomada en infusión, regulariza el flujo menstrual.

Diente de león (Taraxacum dens leonis): Si se troncha un tallo de la planta, ésta segrega un jugo lechoso y amargo. Muy apropiada para curar la llamada «locura del león», que es la enfermedad que sufren los que se creen leones. Para ello, basta atar al paciente en su lecho y, teniendo delante un crucifijo, suministrarle cada tres horas un pocillo de esta leche amarga. Si el enfermo resiste la cura, sanará.

Elébero negro (Helleborus niger): Se le llama también «rosa de fuego», «hierba de invierno» o «hierba de Navidad». Los templarios la usaban en París para sus sortilegios sodomíticos y para hacer hablar a la «cabeza parlante», que les revelaba muchos secretos. Pero, así y todo, como es sabido, sus enormes riquezas y su codicia los perdieron. En Cataluña, precisamente en el castillo de Miravet (que era propiedad de los templarios) existe, grabado en la piedra, un largo poema sobre el Helleborus niger.

Encina (Quercus suber): Se recomienda contra la tisis pulmonar. Se lleva, en un saquito, bajo la axila izquierda.

Enebro (Juniperus communis): Sus bayas, empleadas en cocimiento, hacen orinar. Se utiliza, en magia, para hacer huir a las serpientes, llevando, como lleva, el signo exotérico de la Trinidad. Es la planta preferida de Scheva, el único demonio-hembra de toda la corte infernal (y que ciertos demonólogos llaman «Pititis».) En el ejército infernal desempeña el cargo de cantinera y concubina, invocándosela únicamente en los casos de perfidia, amor mendaz, vanidad, estafa y robo. Su signatura diabólica es la siguiente:

28

Con el enebro se hace la ginebra, licor muy celebrado por los aficionados.

Enula campana (Inula Helenium): En Los secretos del pequeño Alberto, dícese lo siguiente:

En la noche de San Juan, al dar las doce, cógese la hierba llamada Enula Campana, hágase secar y redúzcase a polvo, añadiéndole una pequeña cantidad de ámbar gris. Métase todo en una bolsita de seda verde y llévese encima del corazón durante nueve días. Pónganse luego estos polvos en contacto con la piel de la persona que se ama (sin que ella lo advierta) y se despertará en ella un amor irresistible hacia quien ha hecho la operación descrita.

Escabiosa (Succina pratensis): Planta que provoca la exudación. Dícese que a Felipe el Hermoso en realidad lo mataron dándole escabiosa. Provocó en él un sudor tan largo y copioso que, al cabo, terminó por desecarse completamente, soldándose las vísceras unas con otras por falta de agua. Dijo sus últimas palabras en alemán.

Espino cerval (Rhammus catharticus): Planta de olor nauseabundo. Se desconocen sus verdaderas propiedades mágicas.

Estramonio (Datura stramonium): Maloliente, como la anterior. Los franceses la llaman hierba du diable porque el príncipe de Condé exclamó «diable!» ante el ofensivo olor de un pomo de estramonio que una doncella llevaba en el pecho por temor a ser violada por los soldados del príncipe.

Fresera (Fragaria vesca): Produce las fresas. Planta predilecta de los silfos y los gnomos, todos ellos de natural muy goloso.

Gatuña (Ononis campestris): Se llama gatuña porque sus espinas arañan como un gato. Debido a unos arañazos de esta planta, cuando cultivaba su jardín, el padre Osuna escribió el Tercer Abecedario. Son falsas las demás razones que aduce Marcel Bataillon para justificar el erasmismo de este autor.