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SOBRE EL AUTOR

M. AMOS CLIFFORD es el fundador de la Asociación de Guías y Programas de Ecoterapia y Terapia Forestal (ANFT, por sus siglas en inglés), una organización que lidera el movimiento para integrar la naturaleza y las terapias de bosque en el cuidado de la salud, la educación y los sistemas de gestión forestal.

Ha estudiado filosofía budista durante más de veinte años y es el fundador del Sky Creek Dharma Center en Chico, California.

Gratitud

A todos mis profesores, consejeros y guías.

A los numerosos bosques, paisajes y aguas que nos han

sustentado y dado la vida a mis semejantes, a mí y

a nuestros incontables antecesores. A la creciente comunidad global

de estudiosos y guías de los baños de bosque:

que la aventura de aprender nunca termine.

Dedicatoria

A mis hija Erin y mis hijos Mark y Jamie.

A todos aquellos que están aún por nacer:

cuidad los bosques.

Que su abundancia y belleza reflejen las vuestras.

Gracias

Pamela, por tu incansable aliento,

Sara, por haber asumido la difícil tarea de ocuparte de la ANFT

mientras me he dedicado a viajar y escribir, y Michele,

por tu paciencia y tu amor.

SUGERENCIAS

LECTURAS RECOMENDADAS

Ackerman, Diane. Una historia natural de los sentidos. Barcelona: Editorial Anagrama, 1992/ Barcelona: Editorial Quinteto, 2009.

Una celebración de los sentidos.

Beresford-Kroeger, Diana. The Global Forest [El bosque global]. NuevaYork: Viking, 2010.

Un canto de amor a los bosques.

Berry, Thomas. The Great Work: Our Way into the Future [La gran obra, que nos abrirá la puerta al futuro]. Nueva York: Bell Tower, 1999.

La razón de ser de nuestro trabajo.

Buhner, Stephen Harrod. Plant Intelligence and the Imaginal Realm: Beyond the Doors of Perception into the Dreaming Earth [La inteligencia de las plantas y el reino imaginal: entrar por las puertas de la percepción en el sueño de la Tierra]. Rochester, Vermont: Bear and Company, 2014.

Uno de los principales practicantes y filósofos de fitoterapia relata su experiencia y descubrimientos sobre la comunicación con las plantas.

Hall, Matthew. Plants as Persons: A Philosophical Botany [Las plantas como personas: una botánica filosófica]. Albany, Nueva York: SUNY Press, 2011.

Una exploración de cómo, cuándo y por qué perdió de vista la humanidad que los árboles y el resto del mundo vegetal son seres sensibles.

Louv, Richard. Volver a la naturaleza: El valor del mundo natural para recuperar la salud individual y comunitaria. Barcelona: RBA Libros S.A., 2015.

Un inventario completo de los medios que la ciencia ofrece a quienes practican la ecoterapia para que nos ayuden a recuperar las riendas de nuestro bienestar que un día cedimos a la medicina industrial.

Trotta, T. Michael. Sit Spot and the Art of Inner Tracking: A 30-Day Challenge to Develop Your Relationship to Self, Others, Earth, and the Wisdom of the Ancients [El arte de sentarse a observar en silencio tu entorno y el mundo interior: Una aventura de 30 días para fortalecer la relación contigo mismo, con los demás, con la Tierra y con el saber de nuestros antepasados]. [n.p.]: CreateSpace Independent Publishing Platform, 2014.

Un programa de treinta días para aquellos que quieran cultivar una conexión profunda con la naturaleza sentados en silencio observándola.

Williams, Florence. La dosis natural: por qué la naturaleza nos hace más felices, más sanos y más creativos. Buenos Aires: Paidós, 2018.

Florence Williams presentó el shinrin-yoku al mundo occidental en un artículo de Outside Magazine. Ahora, con esta magnífica compilación de trabajos científicos de vanguardia quiere que entendamos la importancia de integrar la naturaleza en nuestra forma de vivir.

Wohllenben, Peter. La vida secreta de los árboles: Descubre su mundo oculto: qué sienten, qué comunican. Barcelona: Ediciones Obelisco, 2017.

Basándose en la ciencia, esta obra revela la complejidad y sensibilidad de los árboles, y la importancia de conservar los ecosistemas forestales intactos.

Young, Jon. What the Robin Knows: How Birds Reveal the Secrets of the Natural World [Lo que sabe el petirrojo: los secretos del mundo natural que revelan las aves]. Boston: Houghton Mifflin Harcourt, 2013.

PELÍCULAS RECOMENDADAS

Miyazaki, Hayao. Mi vecino Totoro. Tokyo: Studio Ghibli, 1988.

———. La princesa Mononoke. Tokyo: Studio Ghibli, 1997.

———. El viaje de Chihiro. Tokyo: Studio Ghibli, 2001.

Películas de animación dirigidas al niño que hay en nosotros, y que exploran las ecologías espirituales secretas de los bosques y su conexión con los humanos.

SOBRE LA ASOCIACIÓN DE GUÍAS Y PROGRAMAS DE ECOTERAPIA Y TERAPIA FORESTAL (ANFT)

La ANFT, fundada por el autor en 2012, es una asociación de cientos de guías, formados en decenas de países de todos los continentes, que cuentan con el apoyo de un equipo de instructores y asesores cualificados. Nuestra misión es ayudar a la gente a establecer una relación íntima y profunda con la naturaleza a través de las experiencias y la comunicación sensoriales y sensuales. Estamos convencidos de que la conexión con la naturaleza y la reparación cultural son inseparables. Nuestros programas de bosqueterapia se proponen crear una cultura de grupos de bañistas de bosque en los que cada participante cuente con el sólido apoyo de los demás para asimilar sus experiencias, a menudo intensas, y aprender.

Confiamos en que cada día seáis más los que incorporéis los baños de bosque a vuestro plan para fomentar el bienestar y prevenir las enfermedades. Para facilitarlo, ponemos a vuestra disposición una red global de guías de terapia forestal acreditados.

La ANFT es uno de los miles de proyectos que la tierra ha soñado y plasmado en oportunidades concretas para que nuestra especie humana crezca en sabiduría.

Encontrarás más información en:

www.natureandforesttherapy.org.

Conclusión:
UN DESPERTAR CONJUNTO

Luego ¿qué debemos entender de todo esto? Concretamente, ¿cuál es la razón de que los baños de bosque estén ganando popularidad en estos tiempos? Vemos que empiezan a practicarse en muchos países, de muchas formas. Esto es una señal de lo que llamo un «sueño de la tierra». Misteriosamente, la tierra está soñando y con su sueño está haciendo realidad este trabajo, lo está propagando como se propagan las semillas del diente de león. Muchas de esas semillas han empezado a echar raíces. ¿Cuál es su propósito al llamarnos de vuelta a los bosques?

Hay escritos teológicos que versan sobre la frase la corona de la creación, que alude a la idea de que los seres humanos estamos hechos a imagen de Dios y, en toda la creación, solo nosotros tenemos ciertas características de Dios. La sensibilidad es una de ellas. Desde esta perspectiva, ningún otro elemento de la creación tiene la facultad de sentir, percibir o experimentar de un modo subjetivo; ninguno tiene conciencia. Siendo así, se nos da potestad sobre la tierra y toda la creación. Esencialmente, ese dominio se traduce en el deber de someter a la totalidad del mundo que se extiende más allá de lo humano y establecer en él un orden que refleje la gloria y voluntad de Dios.

El plan no se está llevando a cabo con demasiado acierto; nada está saliendo según lo planeado. El dominio se convierte en dominación, un rasgo de la energía masculina herida que es la antítesis de la necesidad de asociación que caracteriza a la energía femenina curativa. La dominación genera invariablemente una ruptura de las relaciones, y perpetuos ciclos de estragos y dolor. Ha llegado la hora de abandonar esa inclinación dominadora a subyugarnos y explotarnos unos a otros y subyugar y explotar la tierra. Debemos aprender a ser bailarines, no dominadores, o con toda seguridad sabremos lo que es perecer. Los bosques nos brindan ahora su ayuda para emprender este viaje ineludible de aprendizaje.

¿Y si ese rol «especial» que se nos ha asignado como humanos fuera el dominio en un sentido distinto: el de comprender cuál es el alcance o la competencia del papel que ha de desempeñar nuestra especie dentro de la gran familia de seres? Los árboles han ido sembrando en mí esta pregunta: ¿y si estar hechos a la «imagen de Dios» significa que tenemos la capacidad –y la responsabilidad– de cultivar la conciencia de otros seres, de ayudarlos a despertar? Quizá la tierra nos esté pidiendo que hagamos sonar el toque de diana, que seamos agentes del despertar y hagamos aflorar todo el potencial consciente de la creación para que también este pueda cumplir su cometido. Los bañistas de bosque lo hacemos cuando cultivamos relaciones de conexión, generosas, sensoriales y comunicativas con los árboles y los arroyos, las piedras y el cielo y todos los incontables seres.

Pero incluso esta idea se queda corta. Pues en última instancia, no somos nosotros quienes inspiramos a los árboles a despertar. Nos inspiramos a despertar mutuamente. Es más que reciprocidad: es ser esencialmente uno. Ahora bien, si nuestra especie fracasa, si nos extinguimos, los bosques llorarán por ello pero continuarán, y al cabo de mucho tiempo otra especie será llamada a ocupar nuestro lugar.

Ojalá superemos nuestra sagacidad y descubramos nuestra sabiduría. Los árboles nos ofrecen un puente para llegar a ella; su escucha no nos despierta ideas de codicia y explotación, sino de belleza y filiación familiar. A mí, los baños de bosque me llevan a la certeza cada día más profunda y más clara de mi íntimo inter-ser con el bosque, con todos los seres, y con la familia que forman todos los habitantes del mundo que se extiende más allá de lo humano. Ojalá sea así para ti también.

Montaña Sonoma,

diciembre del 2017

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LOS BAÑOS DE BOSQUE EN JAPÓN

Darse un baño de bosque en Japón es asombrosamente parecido a lo que he descrito en este libro. Tiene también algunas particularidades, como estoy convencido de que ocurrirá en cualquier otro país donde los entusiastas han dado su sello personal a los baños de bosque. Voy a mencionar algunos de los aspectos de los baños de bosque japoneses que considero más curiosos.

LOS GUÍAS

Los guías que he conocido en Japón son todos profesionales muy preparados. Los cursos típicos de formación de guías duran alrededor de un año. La estructura del programa de formación japonés, como el de la ANFT, combina períodos intensivos de formación de campo con un trabajo práctico, que incluye un currículo supervisado cuyo objetivo es afianzar las habilidades y conocimientos del aprendiz de guía. Todos deben tener una titulación en primeros auxilios de nivel igual al que se exige a los guías acreditados por la ANFT.

«ESCAPADAS» DE FIN DE SEMANA

Los japoneses han creado una serie de senderos designados para los baños de bosque y de centros expresamente dedicados a la terapia forestal. Están situados en zonas rurales próximas a alguna localidad donde haya hoteles y otras facilidades. A todas ellas se puede llegar en tren. Muchos japoneses incluyen los baños forestales en los breves viajes de fin de semana. Salen de las ciudades y se van a las montañas para relajarse y recuperar la energía y el equilibrio. Algunas empresas japonesas subvencionan estas escapadas como estrategia para cuidar del bienestar de sus empleados. Las enfermedades derivadas del trabajo excesivo y el estrés son un fenómeno sobradamente reconocido en Japón. La palabra japonesa karoshi significa muerte por exceso de trabajo, y precisamente la práctica de shinrin-yoku forma parte sustancial de la respuesta que ha dado la nación entera a esta preocupación. Muchos de los más de ciento cuarenta mil visitantes anuales que recibe el Bosque Medicinal de Akazawa acuden a él con el propósito de hacer shinrin-yoku.

INFRAESTRUCTURA

Los senderos por los que caminé en Japón estaban extraordinariamente bien diseñados y conservados. Muchos se habían trazado expresamente para los baños de bosque. Por ejemplo, uno de los senderos del área de Okutama empieza con una serie de curvas suaves que ascienden durante un trecho. Al llegar arriba, hay bancos construidos expresamente para contemplar las estrellas. A aquellos que están en silla de ruedas o tienen algún tipo de impedimento, un ascensor los sube por un sistema de railes hasta el lugar donde termina la cuesta y el sendero empieza a ser llano. A lo largo del tramo en que el sendero asciende se han construido plataformas a los lados para que los bañistas puedan sentarse a contemplar el bosque aproximadamente desde la mitad de la altura que tienen los árboles.

La palabra japonesa karoshi significa muerte por exceso de trabajo, y precisamente la práctica de shinrin-yoku forma parte sustancial de la respuesta que ha dado la nación entera a esta preocupación.

En este sendero, caminamos solo en una dirección y hay un transbordador esperando al terminar. El sendero parte de un pequeño edificio muy bonito donde los guías nos dan la bienvenida y nos ayudan a medirnos la tensión arterial y la amilasa salival. Anotamos los resultados y los guardamos para compararlos con las lecturas finales. Después de subir por el sendero alrededor de un kilómetro, se llega a otro pequeño edificio muy acogedor en el que hay una sala, una especie de anfiteatro, donde uno puede sentarse a mirar por las enormes ventanas. Tiene una estufa de leña, una pequeña cocina y cuartos de baño; un lugar delicioso.

Si seguimos andando por el sendero, pasamos muchos bancos y en cierto momento llegamos a una serie de grandes plataformas de madera. Un instructor de yoga sale a mi encuentro y me va guiando a través de una serie de posturas suaves. Un poco más adelante, llego a otro edificio de madera. Aquí me tomo de nuevo la tensión arterial y me mido el nivel de amilasa salival y comparo los resultados con los de las primeras mediciones.

EL SISTEMA SANITARIO

En Japón, los guías de bosqueterapia están intentando integrar esta práctica en los sistemas médicos, pero aún no lo han conseguido. No obstante, el shinrin-yoku se puede definir acertadamente como parte del sistema sanitario japonés. Es una opción que goza cada día de mayor credibilidad y prestigio en el ámbito de la salud y el bienestar personales. Junto con el ejercicio, una buena alimentación, las redes sociales de apoyo y otros elementos similares, el shinrin-yoku empieza a arraigar en muchos japoneses como parte de un estilo de vida saludable. Los baños de bosque gozan de importante reconocimiento como estrategia eficaz estrategia para la prevención de la enfermedad.

INTRODUCCIÓN

Llevas un bosque dentro de ti, que es reflejo interior de los grandes bosques del mundo. Este libro es una invitación a fusionar esos bosques, de dentro y de fuera.

Los baños de bosque merecen ocupar un lugar entre las medidas que tomamos para cuidar de nuestra salud integral. Son igualmente una enérgica vía de activismo para quienes se sienten llamados a ayudar a restablecer las relaciones entre los humanos y el mundo que se extiende más allá de ellos. Los seres humanos no estamos separados de la naturaleza, y de ningún modo podemos eludir las consecuencias de los daños que caprichosamente le infligimos. O nuestra curación y la de los bosques es una curación conjunta, o no habrá curación. Es precisamente en la relación, donde está el remedio que nos curará a nosotros y a ellos, y los baños de bosque son una de las vías más eficaces para llevar a cabo esta labor tan sumamente importante.

Como en el caso de muchas otras prácticas, es fácil comenzar. Pero además, como las prácticas que más satisfacciones nos dan, el baño de bosque entraña sucesivos niveles de complejidad y deleite que se nos van revelando cuando lo integramos como actividad regular en nuestra vida. Este libro es una guía para iniciarte en ella.

El baño de bosque entraña sucesivos niveles de complejidad y deleite que se nos van revelando cuando lo integramos como actividad regular en nuestra vida. Este libro es una guía para iniciarte en ella.

Explicaré algunos métodos esenciales de silvoterapia 1 y hablaré también de los aspectos filosóficos en que se sustenta. De entre ellos, hay uno que los bañistas de bosque descubrimos una y otra vez y que es piedra angular de nuestra filosofía: «el bosque nos da su apoyo». Cuando nos bañamos de bosque, trabajamos con él como compañero. Paradójicamente, aunque de entrada exija un esfuerzo, es al relajarnos en su abrazo cuando en mejores condiciones estamos para recibir sus beneficios. Y los beneficios son muchos. De algunos hablo en este libro, pero otros esperan a que seas tú quien los descubra.

Como copartícipes de esta aventura, los árboles y los bosques te reciben con los brazos abiertos. Reconocen el bosque que hay en ti y lo llaman. Párate un instante y acuérdate de un árbol que en tu infancia fuera importante para ti por algún motivo. Tal vez pasabas al lado de un ginkgo todos los días camino del colegio, y durante una semana, cada otoño, iluminaba la brisa con sus hojas doradas. O quizá había un inmenso arce oculto en lo más profundo de un bosque próximo a tu casa. Tenías la sensación de que solo tú sabías que existía e ibas a refugiarte en él siempre que querías estar a solas. No importa que hayas olvidado (o nunca supieras) de qué especie era. Lo que importa es la conexión que tenías con aquel árbol: las sensaciones que son testimonio vivo de la relación. ¿Qué relación tenías con aquel árbol?

A medida que el árbol emerge de los paisajes de la memoria, ¿qué detalles recuerdas? ¿Qué edad tenías en aquella época? ¿Cuándo lo viste por primera vez? ¿En qué circunstancias? ¿Qué solías hacer cuando estabas con él? ¿Trepabas por el tronco, te cobijabas bajo sus ramas, construías en él un fuerte, te comías sus frutos?

Y el árbol ¿cómo era? Recuerda su tamaño, la textura de la corteza, las hojas o agujas, cómo cambiaba con las estaciones. Cabe la posibilidad de que sea ahora, al entrar en contacto con su recuerdo, cuando de verdad cobre una nueva dimensión el lugar que aquel árbol ocupaba en tu vida. Al rememorar los detalles de vuestro primer encuentro, deja que el recuerdo tome la forma que la magia de tu imaginación le quiera dar.

El primer recuerdo de mi vida es un recuerdo de árboles. Estoy en la cuna en mi habitación, en el segundo piso, y hay una ventana abierta. Al alba, lentamente el cielo empieza a clarear y oigo a los árboles saludar con su canto a la mañana. Con voz aguda y trémula los naranjos inician su coro crepuscular: «¡Los naranjos! ¡Los naranjos! ¡Somos los naranjos!». Es un canto rebosante de júbilo, al que los limoneros contestan con su himno igual de dichoso: «¡Los limoneros! ¡Los limoneros! ¡Somos los limoneros!». Cantan alternando sus voces, en el umbral entre la noche y el nuevo día. Estos cantos son la primera presencia en el paisaje sonoro del bosque que llevo en mí. No sé cómo podía saber yo que unos árboles se llamaban naranjos y otros, limoneros. Me conmueven ­profundamente este misterio y la clase de relación que sugiere entre humanos y árboles, y que nuestra cultura no se permite siquiera imaginar.

Los árboles cantores de este recuerdo son un ejemplo de cómo entran los árboles en nuestra vida, a menudo con tal delicadeza, y de un modo tan espontáneo, tan natural en su momento, que quizá ni siquiera somos conscientes de la conexión hasta que, en una mirada retrospectiva, nos damos cuenta sorprendidos de la generosidad de su gesto. Es al mirar atrás cuando comprendemos todo de lo que nos han dado. Así es la naturaleza, lenta y paciente, de los árboles. Cuando pasamos tiempo en silencio con ellos, en un bosque, en un parque, o incluso en el jardín de casa, nuestros árboles interiores –los árboles amigos que recordamos y que nos han acompañado desde hace tanto tiempo– cobran presencia también. La emoción que nace de las entrañas, la pura gloria del momento presente enraizado en la ecología de nuestra memoria: esta es la esencia de los baños de bosque.

Podemos bañarnos de bosque ocasionalmente, pero es al hacerlo con regularidad cuando tomamos conciencia de todo lo que nos aporta. Aunque quizá no a todos nos sea posible ir a un bosque todas las semanas, seguro que, si nos lo proponemos, la mayoría encontraremos maneras sencillas de renovar y ahondar continuamente la conexión con el mundo que se extiende más allá de lo humano, e incorporaremos así a nuestra vida al menos algunos beneficios de los baños de bosque.

En el mundo entero, la gente utiliza los baños de bosque para reconectarse con la naturaleza y recuperar la serenidad lejos de las tensiones de la vida cotidiana. Los beneficios y bendiciones que reciben de ello son innumerables. Personalmente, creo que el deseo de estar en los bosques y de buscar solaz y curación entre los árboles está codificado en lo más profundo de la psique humana; está en nuestro ADN. Nuestra especie evolucionó entre los árboles y en la sabana, donde los bosques y las praderas se ­encuentran. Miles de años atrás, nuestros cuerpos aprendieron a obtener los beneficios de inhalar las exhalaciones de los árboles, esa rica mezcla de oxígeno y aire fresco que tan favorable es para el estado de ánimo, el corazón, las facultades mentales, el sistema inmunitario y otros aspectos de nuestro ser.

Miles de años atrás, nuestros cuerpos aprendieron obtener los beneficios