Elsa, una joven abogada, decide viajar de Madrid a Nueva York despues de que un desconocido le proponga un extrano juego. Ella, atrapada por su pasado, se adentrara en un mundo magico, misterioso y apasionante. Lo hara de la mano de Gaston, un viajero frances que adquiere en Chinatown un viejo bazar para reconvertirlo en fruteria. La critica ha dicho sobre "e;El frutero no discutia de mermeladas"e; que hace reflexionar al lector sobre lo crucial de las casualidades, del impacto de las decisiones, aparentemente triviales que tomamos a diario, en la confianza de que ser humano aun esta a tiempo de salvarse a si mismo si cree en la bondad de los demas. Escrita con un lenguaje poetico y bien elaborado, la novela nos situa en la estela del realismo magico.